Esta es, sin duda, una de las preguntas del verano. Dormir en verano puede ser una tarea difícil y a veces necesitamos tirar de trucos para poder conciliar el sueño. Entre ellos, encontramos opciones como mantener la habitación a oscuras durante el día – pero con las ventanas abiertas -, evitar el alcohol, dormir en la habitación que se encuentre más abajo en la casa y, por supuesto, darse una ducha antes de meternos en la cama.
Ahí es donde surge la pregunta: ¿qué es mejor? ¿ducha fría o ducha caliente? Desde Vitónica vamos a intentar dar respuesta a esta pregunta para que nunca más tengáis que hacérosla.
¿Ducha fría o ducha caliente?
Todos tenemos una temperatura favorita a la hora de ducharnos. Hay quien aprecia sinceramente el poder darse una ducha fría antes de dormir y aprovecharse de los beneficios que esta puede tener para nuestro cuerpo, como la mejora de la circulación sanguínea o los beneficios para el sistema inmune que nos aporta.
Beneficios de una ducha fría antes de dormir
Tomar una ducha fría antes de dormir puede ser una excelente manera de reducir la temperatura corporal y preparar el cuerpo para un descanso reparador. Además, la exposición al agua fría puede ayudar a disminuir la producción de cortisol antes de acostarse, lo que puede contribuir a una mejor calidad de sueño.
Otros, entre los que me incluyo, no soportamos el agua fría en nuestro cuerpo y no sabríamos vivir sin nuestra ducha de agua bien caliente y el efecto relajante que tiene en nuestro organismo.
Sin embargo, no es oro todo lo que reluce y en la ducha tampoco, independientemente de la temperatura que escojamos. En el caso de las duchas con agua fría, está puede provocar una sensación de alerta en nuestro cuerpo ya que favorece la producción de cortisol. Esto, a largo plazo, podría favorecer el envejecimiento entre otras cosas.
En el caso del agua caliente, esta puede reblandecer la piel y abrir los poros. Esto solo afectaría a nuestro aspecto, pero los poros abiertos pueden acumular suciedad y acabar provocando granos y acné.
En ambos casos, las ventajas son mayores que las desventajas, por lo que a la hora de elegir una de ellas para nuestro día a día, depende de nuestras preferencias y necesidades puntuales que elijamos una u otra. ¿Pero qué ocurre cuando la ducha nos la queremos dar para dormir más frescos?
noticia sacada del portal https://www.vitonica.com
espero que os resulte de interés esta noticia,
Un saludo
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