Los precios de los gases refrigerantes han subido hasta un 400% en menos de un año, según los datos de la Asociación de Empresas del Frío y su Tecnología (Aefyt), la patronal sectorial, que alerta de que la escalada, lejos de terminarse, se va a incrementar, porque las cuotas asignadas por la normativa europea para dichos gases se han reducido este año hasta un 48%.
Los gases fluorados se empezaron a usar en la década de 1990 para sustituir otros gases refrigerantes nocivos para la capa de ozono. Sin embargo, causan un fortísimo efecto invernadero -son entre 150 y 22.800 veces más potentes que el CO2- y pronto se vio la necesidad de limitarlos.
Para ello, la UE aprobó el Reglamento 517/2014, con un sistema de cuotas que reducen progresivamente la disponibilidad de los gases. Aplicándolo, sus emisiones deberían bajar en el conjunto de la UE desde los 90 millones de toneladas equivalentes de CO2 emitidas en 2005 hasta los 35 millones de toneladas equivalentes de CO2 en 2030.
Fuerte bajada de cuotas
Durante el primer período, para 2016 y 2017, el descenso fue del 7%, pero para el actual período, de 2018 a 2020, las cuotas bajan un 37%, al que hay que añadir un 11% destinado a nuevos entrantes, de modo que las empresas están sufriendo un desplome real del mercado del 48%.
La previsible escasez ha hecho que los fabricantes incrementasen progresivamente los precios, pero a este movimiento lógico del mercado se han añadido problemas de abastecimiento de materias primas -fluorita- y de otros componentes y mezclas que se importan desde China.
El resultado es que los precios se han disparado: el mercado varía en función de la demanda y la disponibilidad de los gases, pero el incremento oscila entre el 200% y el 400% entre los pasados meses de marzo y diciembre.
La industria, la más afectada
Los más afectados son los grandes equipos de refrigeración de la industria alimentaria, los supermercados y la hostelería. Menos perjudicados están los aparatos de aire acondicionado domésticos -apenas necesitan cargar gases refrigerantes- y no influye en los frigoríficos domésticos, porque sus sistemas son cerrados.
Además, hay problemas para sustituir alguno de los gases más restringidos por las cuotas comunitarias y Aefyt está alertando a sus miembros para que se pongan en contacto con sus proveedores, al objeto de saber si van a disponer de suministros durante el año entrante.
En España, según los datos del Ministerio de Agricultura, los gases fluorados emitieron en 2015 unos 10 millones de toneladas equivalentes de CO2, un 3% de todas las emisiones del país.
Noticia publicada por el periódico el http://www.eleconomista.es/
Aquí bajo tenéis el enlace https://goo.gl/EhHPZa
espero que os resulte de interés esta noticia
Un saludo
por favor compartir este post, podéis ayudar algún amigo y pulsar a me gusta en Facebook para que se nos vaya posicionando nuestra página y aremos lo mismo con vuestras publicaciones y también estamos en twitter
#serviciotecnico2011 #reparaciones #reparacioneslavadoras
@serviciotecnico2011 @reparaciones @serviciotecnico2011
Preguntas frecuentes sobre la escasez de gases refrigerantes y su impacto en los precios
¿Cuáles son los impactos negativos de los gases refrigerantes en el ambiente?
Los gases refrigerantes tienen varios impactos negativos en el medio ambiente, siendo los más destacados su contribución al calentamiento global y a la degradación de la capa de ozono. Estos gases, especialmente los hidrofluorocarbonos (HFC), son potentes gases de efecto invernadero que pueden atrapar calor en la atmósfera miles de veces más eficazmente que el dióxido de carbono.
- Calentamiento global: Los gases refrigerantes contribuyen significativamente al aumento de la temperatura global.
- Depleción del ozono: Algunos refrigerantes pueden romper las moléculas de ozono, lo que aumenta la exposición a la radiación ultravioleta.
- Contaminación del aire: La liberación de estos gases puede afectar la calidad del aire, causando problemas de salud en la población.
¿Qué normativa europea regula el sector de los gases refrigerantes?
La regulación del sector de los gases refrigerantes en Europa está principalmente marcada por el Reglamento (UE) n.º 517/2014, conocido como el Reglamento sobre los gases fluorados. Este reglamento establece un marco legal para la gestión de los gases refrigerantes, promoviendo la reducción de su uso y fomentando alternativas más sostenibles.
Entre las principales disposiciones de esta normativa se incluyen:
- La prohibición gradual de los gases refrigerantes más perjudiciales para el medio ambiente.
- La implementación de sistemas de recuperación y reciclaje de estos gases para minimizar su liberación a la atmósfera.
- El establecimiento de cuotas para la producción y consumo de gases fluorados, limitando su disponibilidad en el mercado.
Además, la normativa fomenta la investigación y el desarrollo de soluciones innovadoras que reduzcan la dependencia de los gases refrigerantes nocivos, contribuyendo así a un futuro más sostenible y respetuoso con el medio ambiente.
¿Cómo afectan los gases refrigerantes a la capa de ozono?
Los gases refrigerantes, especialmente los clorofluorocarbonos (CFC) y los halones, tienen un impacto significativo en la capa de ozono. Cuando estos compuestos se liberan a la atmósfera, pueden alcanzar la estratosfera, donde se descomponen bajo la influencia de la radiación ultravioleta, liberando átomos de cloro que destruyen las moléculas de ozono.
Las consecuencias de la destrucción de la capa de ozono son preocupantes, incluyendo:
- Aumento de la radiación UV en la superficie terrestre.
- Incremento en la incidencia de cáncer de piel y cataratas en humanos.
- Alteraciones en los ecosistemas marinos y terrestres.
- Impacto negativo en la agricultura y la producción de alimentos.
¿Cómo funcionan los gases refrigerantes?
Los gases refrigerantes son sustancias químicas que circulan en los sistemas de refrigeración y aire acondicionado, donde absorben y liberan calor para enfriar el ambiente. Funcionan mediante un ciclo termodinámico que incluye la evaporación, compresión, condensación y expansión. Durante la evaporación, el refrigerante se transforma de líquido a gas al absorber calor del interior del espacio, y luego, al ser comprimido, aumenta su presión y temperatura. Finalmente, en el condensador, el gas se enfría y vuelve a convertirse en líquido, liberando el calor al exterior, lo que permite mantener la temperatura deseada en el interior.